La escuela aún reproduce saberes de exclusión - Entrevista con La Capital

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02-10-10 | Por Eugenia Langone / La Capital

La escuela, la sexualidad y los discursos que circulan en las aulas se pusieron en debate esta semana cuando se conoció que el Colegio San José solicita para el ingreso de sus alumnos un “compromiso de admisión” que advierte que se promueve un estudiante que “acepta su corporeidad y su identidad sexual -varón- como camino de encuentro”. Javier Sosa es promotor comunitario en derechos humanos y diversidad sexual y asegura que el argumento de las autoridades del establecimiento que plantearon que “este es un colegio de varones”, no hace más que “reproducir un paradigma biologicista”. 
Para el especialista, “la escuela sigue reproduciendo saberes que generan exclusión”. En ese marco, los maestros como multiplicadores culturales son la clave. Sosa, que coordina talleres de capacitación sobre diversidad afectivo-sexual para alumnos y profesores del Instituto Olga Cossettini, afirma que “los discursos docentes en el aula se acotan a imponer respeto, no hay una comprensión profunda de la diversidad”. 
   —¿Cómo evalúa lo que sucedió en el Colegio San José? 
   —Esto parte del hecho de que nuestra cultura tiene un marcado contenido biologicista y reproductivista de la sexualidad, pareciera que la biología es un destino cuando el comportamiento sexual humano es muchísimo más complejo. El planteo de las autoridades de la escuela de que el alumno tiene que “aceptar la corporeidad sexual como varón” implica poner el acento en una masculinidad hegemónica que no es representativa de la diversidad, porque hay valores de masculinidad que ni siquiera se cumplen en personas heterosexuales. Estos enunciados estáticos y normativos sólo generan opresión institucional. Pensemos en cómo desarrolla una identidad sexual sana y modos de relación libre un alumno que no encaja en esos condicionantes. 
   —¿Este sigue siendo el discurso hegemónico en el aula? 
   —Ese es el discurso que los chicos traen de la casa y es el que sigue reproduciendo inconscientemente el docente. La escuela es todavía es un espacio donde se produce la exclusión y los modelos estáticos. 
   —Habla de prejuicios o mitos, ¿cuáles son? 
   —Si bien hubo tardíos avances cuando la OMS determinó que la homosexualidad no es una enfermedad, queda la idea de que es una elección de vida y no es así. Es una configuración inconsciente del deseo que ocurre a partir de múltiples factores que no están al alcance del sujeto para manipularlos. Hay que entender que el deseo es inconsciente y esto debe ser aclarado, porque hablar de libertad de elección implica una posibilidad de modificación que no existe. 
      —¿Cuáles son los otros mitos que todavía circulan en las aulas? 
   —Hay que separar el funcionamiento del sistema sexo, género y orientación sexual que hace que se continúe diciendo que todas las personas gays son afeminadas, cuando el comportamiento de género no tiene nada que ver con la orientación sexual. Otro planteo es que dentro de la pareja homosexual uno quiere ser el hombre y otro la mujer, y no piensan que dos personas se quieren como dos hombres o dos mujeres. Hay que empezar a cuestionar en forma genérica los roles estáticos de hombre y mujer, y la idea de la familia única, monogámica, basada en una unión matrimonial religiosa y civil con hijos heterosexuales. 
   —¿Qué inquietudes llevan a los talleres los alumnos y docentes de los profesorados? 
   —Tienen ansiedad por dar respuestas a muchos temas que aparecieron durante el debate y tras la aprobación de la ley de matrimonio igualitario. La idea es darle herramientas para abordar esas situaciones, porque la escuela debe ser un agente mediador que proponga a la sociedad un saber elaborado e inclusivo, no un lugar donde se reproduzcan saberes de exclusión, rechazo, invisibilización y muerte del otro. 
   —¿Cómo ve las políticas y el rol del Estado? 
   —Con la ley de educación sexual integral se corrió la sexualidad de ese discurso bilogicista para entenderla más integralmente, pero sigue habiendo una fuerte brecha entre lo legislativo y cultural. 

04-10-10 | CARTA DE LECTORES - DIARIO "LA CAPITAL"

Un bochorno absoluto

Al principio fue porque era sólo de varones, aunque en aquella época la tendencia no olía tanto a encierro. Hace poco, porque prestaron sus instalaciones para que los Naranjitos –enemigos a ultranza de la democracia– dieran sus “charlas informativas” (las comillas nunca tuvieron tanto sentido) en contra de la ley de matrimonio igualitario. Y vuelven a dar la nota y hoy, más que nunca, me avergüenza el ser ex-alumno del Colegio Salesiano San José. Más aún, el haber sido un buen alumno de la institución por 12 años. Lo que hacen, la actitud que toman frente a esta clase de situaciones, es simplemente vergonzosa y pide a gritos –otra vez– la necesidad de un estado laico. Un bochorno absoluto.

Augusto Jacquier

¿Qué nuevos mapas del conocimiento pueden proponerse al pensar las identidades sexuales y de género en términos de políticas y prácticas de conocimiento y de producción de sujetos? ¿Qué escenarios de aprendizaje se configuran cuando hay ciertas identidades que se constituyen en desconocimiento, en secreto, y cómo modificarlos? ¿Qué tipo de conocimiento produce el silenciamiento y ocultamiento? ¿Qué tiene que ver el conocimiento impartido por la escuela con una economía del deseo centrada en el falocentrismo? ¿Cómo dar entrada a procesos de erotización del conocimiento que no se vinculen o, por lo menos, problematicen la erotización hetero-patriarcal del saber?¿Cómo articular nuestras prácticas de afirmación vital, de vinculación e intercambio de placer, intimidad y afecto, con el conocimiento impartido en las aulas? 

Valeria Flores

Aquí el resto.