por Javier Sosa
Vivo mi sexualidad en armonía y plenitud.
En el centro de mi ser hay amor.
Dejo que ese amor fluya a la superficie, que llene mi corazón, mi cuerpo, mi mente y mi conciencia.
Amplio mi visión de la vida.
Soy mucho más que mi personalidad pasada, presente o futura.
Elijo elevarme por sobre los problemas para reconocer que detrás de mis experiencias hay una razón en equilibrio.
Estoy dispuestx a amarme, a aceptarme y a hablar de mi sexualidad con alegría y tranquilidad.
Decido revisar viejas pautas de comportamiento que no son útiles ni productivas.
Elijo sentirme bien conmigo, con mi vida y con lo que hago diariamente para ser más feliz.
Me dispongo a hacer cambios positivos en mi entorno.
Puedo aprender y estoy dispuestx a hacerlo.
Ante las dificultades decido reaccionar como quien se encuentra con un tesoro, porque dichas dificultades son sabidurías disfrazadas.
Momento a momento, me veo y me siento cambiar.
Las ideas homofóbicas no tienen poder alguno sobre mí.
En mi mundo, yo tengo el poder, yo escojo ser libre, yo aprendo a ser más feliz.
Vivo mi sexualidad en armonía y plenitud.
Aquí el resto.
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