En un restaurante unas personas estaban comentando una película conocida que incluía personajes gays y hacían comentarios denigrantes sobre el mismo. Una mujer decía en voz alta: "esas películas no deberían exhibirse". En esa situación ninguna persona en la mesa tenía la más mínima conciencia de que sus comentarios negativos podrían ser escuchados. Parecía no importarles. No parecían tener la intención de hablar mas bajo o controlar sus impulsos por miedo a ofender a otras personas presentes que pudiesen oírlos. En la mesa de al lado había un adolescente gay cenando con sus padres, quienes no sabían la realidad interna de su hijo.
El primer paso para ampliar nuevas normas culturales mas inclusivas es la idea de crear conciencia sobre el valor del otro diferente. El blanco de estos comentarios denigrantes son seres humanos que escuchan y sienten estas críticas y son heridos por ellas. En la mayoría de los casos estos comentarios se realizan con la suposición automática de que cualquier oyente piensa de la misma manera. Pareciera existir un acuerdo implícito de que estas concepciones erróneas ocultas son compartidas por todos. Las personas LGTB, sus familias y amigos son a menudo inundados por estos pensamientos e ideas expresados inconscientemente a lo largo del día, lo cual hiere su imagen propia y promueve el prejuicio.
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